miércoles, 20 de julio de 2011

Hagamos las cosas bien...

Me llamo Ana Solano. Treinta y tantos. Digamos que voy camino de la cuarentena con bastante dignidad. Con alguna cana en las sienes y en un mechón que sale de la coronilla. Convenientemente teñidas de rojo rubí. Soy alta para mi generación, gorda y uso gafas. Ya os podéis imaginar qué infancia más divertida tuve…
Estoy matrimoniada desde hace ya una docena de años (sí, fui de las precoces) y tengo dos hijos, gemelos, de casi 8 años. Mi mejor trabajo, sin duda, y también el más difícil (y con el que más me río, eso también).
No soy una tipa al uso. Eso lo supe desde que pude mirarme al espejo. No me preocupa mi aspecto, al menos no más de lo que considero normal. Para el resto de mundo es bastante poco, pero ya he aprendido a decir que me da igual, y encima es verdad. Llevaba el pelo corto cuando todas las niñas de mi edad lucían espléndidas coletas, nunca me puse falda sin protestar (creo que únicamente dos veces en mi vida, en mi comunión y en mi boda, he usado ese invento del demonio), subía (y subo) a los árboles como un mono, tenía siempre las rodillas peladas, no jugaba mal al baloncesto y quería ser un chico. Ahora ya no quiero ser hombre, pero sigo sin ser ni sentirme una tía de mi edad.
Me encanta leer. Puedo abstraerme de la III Guerra Mundial que se monta cada tarde en el salón de mi casa solo con un buen libro. De pequeña caminaba ida y vuelta al colegio, 25 minutos cada trayecto, con un libro en la mano. Extrañamente, nunca me caí, no me atropelló ningún coche ni me perdí.
Quizá fueron los libros los que me llevaron a hacerme periodista. Quizás fueron mi odio visceral a las matemáticas y las promesas de viajes infinitos, de aventuras, de encuentros con las mentes más preclaras de la Tierra… No hay nada de esto, pero me gusta. Siempre quise ser una escritora famosa, como Rosa Montero, Almudena Grandes… pero aún no he encontrado la inspiración, o ella no me ha encontrado a mí (¡eh, estoy aquí!!!).
Ya sabéis de mí más que muchas de las personas que dicen que me conocen ¡Ja! Soy tantas personas que a veces tengo problemas para entenderme…

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