viernes, 12 de agosto de 2011

Viajes de trabajo. La maleta (I)

Yoshi Aka
Desde que empecé a trabajar en mi empresa, viajo bastante. Prácticamente todos los meses cojo un avión o me hago unos cuantos kilómetros en coche para asistir a reuniones de planificación, coordinación, evaluación… en alguna de las delegaciones de la compañía. Como una nunca había cogido tantos aviones seguidos en su vida, no conocía los trucos de los viajes de trabajo. Mi jefa/amiga ya se ha ido encargando de enseñarme algunos (lleva más kilómetros en el cuerpo que el baúl de la Piquer):
  • Fundamental, elegir la maleta del tamaño más pequeño posible (el que obliga Rayanair, tararí tarí tarí…). Claro que conseguir meter en esa caja de zapatos la ropa de uno o dos días, el portátil y el bolso es misión imposible. Haces la maleta pensando qué dejas, no qué te llevas. Eso sí, te ahorras pagar por el equipaje, facturar y, sobre todo, la espera ante la cinta para recogerlo. Sólo está permitido volar con maleta de tamaño persona-normal si:
    • Es invierno. De todos es sabido que la ropa abulta mucho, pero mucho más. No es razón suficiente si no se acompaña de alguna de las siguientes.
    • El viaje se va a alargar más de dos noches y, encima, tienes una comida, reunión… que te obliga a ir más arreglada de lo normal.
    • Además del portátil, tienes que cargar con la cámara de fotos, el disco duro externo, un paquete para el delegado y un montón de informes…
    • Viajas con tiempo, es decir, llegas al aeropuerto a las diez de la noche y a nadie le importa que no pises el hotel hasta las dos de la mañana… siempre que, al día siguiente, estés como un clavo a las 8 con los ojos bien abiertos.
    • El aeropuerto de salida o el de llegada es pequeñito. Vamos, que casi te dan la maleta en mano según sales del avión. Nunca tengo la suerte de que ambas terminales sean pequeñitas…
  • La maleta tiene que ser discreta. Con cremalleras que permitan ‘esconder’ la ropa, el cepillo de dientes… El primer día que tuve que abrir la maleta, sacar el maletín del portátil, poner el ordenador en una bandeja solitaria…, todo eso ante una cola bien surtida y con mis bragas bien a la vista… lo tuve claro. La mejor inversión, una buena maleta llena de bolsillos.
  • En los aeropuertos, prepárate para ser la mujer pulpo (si tienes hijos, es mucho más fácil, ya estás acostumbrada a casi todo). No viajes con tacones si no es imprescindible, ni joyas, ni relojes, ni cinturones… Intenta pasar el control de pasajeros de Barajas con una maleta a medio cerrar, una bandeja con los zapatos, el móvil, el reloj, las moneditas para comprar agua… mientras cargas con otra bandeja en la que va el portátil y, encima de ella, otra más, con el abrigo, el bolso y el maletín del ordenador… Salir airosa es imposible.
  • Lleva algo para leer. Yo dejo antes en casa una camisa que mi e-book…
  • Nunca, nunca, nunca compres nada en los duty free, y menos regalitos para los niños. Esconde en tu armario varios juguetitos comprados en los chinos y dáselos al día siguiente de tu regreso. Más barato y con la misma efectividad y te ahorras el cargar con una bolsa más…

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